Quisiera contar mi experiencia para aquellos que sufren acúfenos.
Padezco una condición que se llama Mal de Ménière. Se llega a ella por descarte de otras afecciones. Los síntomas de las crisis son mareos, vértigos, vómitos, movimiento ocular (nistagmo), pérdida del equilibrio, ruidos en el oído (acúfenos). Esto en el caso que las crisis se presenten con todos las características. Que por cierto no es algo que se lo desee a nadie. Con cada crisis puede perderse audición en el oído afectado y como consecuencia de la misma me dejó un constante ruido en el oído similar al que hacen los parlantes cuando se acoplan las 24 hs. del día.
Mi amorosa Dra. Rozende (ORL especializada en Otoneurología) me derivó al equipo de acúfenos del Hospital Italiano. Esperé un mes hasta mi turno con la expectativa que me dieran una pastilla, ejercicios, o algo que me quitara ese ruido que no me dejaba vivir ni dormir. El día de la cita, en una sala de espera llena de gente, apareció una Dra. con anteojos y muy apurada me dio una planilla para completar, me pregunté “Y esto”?? “yo vengo por mi ruido”. Pero al ir respondiendo las preguntas me fui dando cuenta del sentido que tenía esa planilla y de cómo el acúfeno había influído en mi vida a tal punto de aislarme, dejar de escuchar música, dejar mi trabajo, estar de mal humor, etc. etc.
Una vez completado el cuestionario, entro a mi consulta muy ansiosa. La respuesta del la Dra. Susana Dominguez fue, de acuerdo a mis respuestas, que el nivel de molestia de los acúfenos, era de 9/10. Y que lo que me recomendaba “en mi caso por la pérdida de audición unilatral que tengo” era el uso de un Audífono.
“Qué”??????? yo no estaba preparada para esto!!! Si dentro de todo yo escuchaba bien!!!!!. Era tal mi resistencia, a pesar de la clara y paciente explicación de Susana, que me dio la posibilidad de llevar a préstamo dicho aparatejo. Debía volver en unos días para la prueba.
Lo primero que hice cuando salí de la consulta fue llamar a mi esposo, hermanas, amigos, llorando porque yo no era sorda para usar audífono. Yo no había ido para eso!!!!!. Fui para que me sacaran el ruido!!!!! No para que me dieran un audífono, eso era para los sordos!!!!
Pero igualmente y ya más calmada fui a la prueba, total no perdía nada y seguramente no serviría. Susana me probó pacientemente varios modelos y tulipas, hasta que se definió por uno y lo calibró de acuerdo a mi audiometría.
Hoy después de cuatro meses de usarlo debo darle las gracias a todos y cada uno porque realmente me devolvieron la calidad de vida. El acúfeno no se va pero con el audífono se enmascara y te permite captar el resto de los sonidos perdidos y uno deja de “escuchar ese ruido”. Volví a trabajar con buen humor, volví a escuchar música. Les digo que a aquellos que se resistan prueben porque la verdad es que mi Dra. tenía razón. Gracias a todos. Y para el que me quiera preguntar estoy a disposición.
Un cariño y un gracias muy grande a mis Dras del equipo de Audiología del Hospital Italiano Dra. Marina Rozende , Dra. Susana Dominguez y Dra. Nicassio.